lunes, 3 de enero de 2011

DE CABEZA A LA PISCINA


A lo largo de su vida hizo muchas locuras.

Un verano se escapó al mediterráneo para saber quien era. Ese verano cayó en la cuenta de que a veces no hay nada mejor cómo perderse para encontrarse.

Un verano dejó su carrera 4 años de económicas por cumplir su sueño. El invierno siguiente aprendió que en esta vida, cuando haces lo que te gusta, tus capacidades y aptitudes son exponenciales. Y además, mientras te esfuerzas, sonríes.

Un verano lo dejó todo para comprobar si había encontrado el amor de su vida. En el tren de regreso supo que el día de mañana sería un hombre que lo apostaría todo por vivir con la persona que quería. Eso y que debía aprender escoger mejor.

Veinticuatro años a sus espaldas y sólo puede decir una cosa: tirarse de cabeza a la piscina es lo mejor que te puede ocurrir, por que siempre puedes volver a donde estabas, y por que cada vez... lo haces con más estilo.

Ahora juega entre los dedos con un dado. Ya sabe quien es, ya sabe qué cosas le hacen sonreír y espera paciente la siguiente oportunidad de ser feliz.

No sé qué número saldrá pero sí se una cosa... cuando vea una oportunidad soltará el dado, empujará todas las fichas al centro de la mesa, sonreirá y seguro de si mismo dirá:

Lo apuesto todo.

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